
Jarjacha (2000) por Melitón Eusebio (Fuente: Blow my eyes)
Sigamos con el especial de Industrias Culturales, aparecido en El Comercio el domingo pasado. Quiero referime ahora al artículo de Tito Castro «¿El otro cine?». A partir de describir brevemente el caso del cine producido fuera de Lima, Castro propone una serie de preguntas que deja abiertas para la discusión:
«¿Qué tan importante es la copia y distribución pirata del cine local para la creación de las mencionadas esferas públicas alternativas en el Perú? ¿Se deben reprimir, o por el contrario, buscar alinear a la ley, por medio de políticas complementarias que institucionalicen su funcionamiento?»
La hipótesis de Castro va tímidamente por el lado de las políticas complementarias, ya que estas redes -(i)lícitas las llama Gustavo Lins Ribeiro, «frecuentemente consideradas ilegales por el Estado y lícitas por la sociedad»- permiten justamente la expresión de este cine con «historias cargadas de alta significación social para las audiencias locales sin dejar de lado su filón comercial».
Cambiemos de canal un rato. Alonso Alegría (jurado del último concurso del CONACINE), publicó los criterios para la selección de los últimos ganadores:
Mi berretín era que esa plata debía gastarse en películas que no solamente fueran buenas sino que también pudieran ser exitosas. Si de ir creando una industria del cine se trata, hace falta que el público llene las salas, y eso no lo lograría ninguno de los aburridísimos y seudofilosóficos seudopoemas que teníamos entre manos. […] Si las películas, como espero, resultan siendo estupendas y el público llena las salas, habremos triunfado. (La fuerte responsabilidad de los jurados, Perú21)
Evidentemente, dos lógicas distintas para entender el cine y su promoción. La mirada de Alegría, además de ser personalista y habla mucho sobre cuál es el sentido de CONACINE si los jurados terminan imponiendo su criterio porque sí, olvida que el cine peruano no es Lima (la que tiene mejores salas de cine), y que no se trata de llenar salas, que la idea misma de «cine comercial» se ha modificado. La portabilidad de la información y los micro-dispositivos con alta capacidad plantean toda otra forma de entender la comercialización (distribución, venta o no, etc.) de una historia en formato audiovisual.

Alonso Alegría hubiera vetado La muralla verde en CONACINE
Existe también todo otro cine (por llamarlo de alguna forma, ya que la propia producción, registro y edición, se realiza ahora en formato digital, salvo contadas excepciones) en el Perú. La industria del video pornográfico. Es todo un (sub)mundo de producción audiovisual, con actores y actrices amateur, de bajo presupuesto y que usa estas redes (i)lícitas para su distribución. ¿Cómo funciona ese negocio? ¿Cuánto se produce? ¿Cuántas películas al mes? ¿Cuánto se consume? ¿Quiénes están ganando?
Tomando en cuenta que Cholotube es el principal portal «hecho en Perú» (sobre sitios como El Comercio, según Alexa), diría como hipótesis que el cine porno es la industria audiovisual más importante. El cine comercial, el que distribuyen en las salas, el que gana CONACINE, es «el otro».
Más:
– El cine más allá de Lima (José Carlos Cabrejo, Páginas del Diario de Satán)
– El primer largo porno peruano profesional lucha por ser (Conversación con Carlos Fernández, La cinefilia no es patriota)
– Rafo León también habla del porno digital en su «blog» en Caretas
– Una mirada antropológica al cine regional (Antolín Prieto, Cinencuentro)
– Alonso Alegría y la responsabilidad del jurado de CONACINE (Antolín Prieto, Cinencuentro)
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El porno será más «importante» -definamos esta palabra- en términos cuantitativos, pero no cualitativos. Quizás en este punto sí me ponga medio MAC: en la entrevista que linkeas, Carlos Fernández -pornófilo- dice que el porno aquí no es profesional y que la cosa aún está virgen. Eso está entonces a años luz del cine «tradicional». En ese sentido, el porno sí es el «otro» cine. Más bien, es un subcine. Luego habla sobre sus objetivos:
«lo único que deseo es mostrar es el amor (y sus problemas) desde el punto de vista de la sexualidad, sin machismo, de manera explícita, a la vez que artística. ¿Es eso tan difícil?»
Pareciera que estuviera leyendo a Winterbottom hablar sobre su «9 songs», que no era una película porno. Fernández tampoco creo que quiera hacer una película porno. Su rollo es demasiado sofisticado para eso.
Sobre Cholotube: todo estaría muy bien si la mayoría de videos locales fuesen colocados bajo consentimiento de los participantes. Pero la cuestión es al revés: parece ser que la mayoría son colgados como vendetta, extorsión (caso David del Aguila) o palomilada cruel luego de sesiones sexuales privadas. En ese sentido, TAMPOCO serían porno. Es fisgoneo o un extremo anónimo -para la mayoría, pero seguro no para los involucrados- del ampay magalyesco (caso Adaro), asuntos penados por ley. Jaris Mujica dijo algunas cosas interesantes sobre este tema
http://www.youtube.com/watch?v=KvRGetmiAqI
Lo de Alonso Alegría también me parece muy interesante y lo interpreto algo distinto: se está reconociendo que, al menos con el cine, el factor taquilla debería ser parte del debate para una premiación. Es decir, a pesar de que como forma artística hemos estado acostumbrados a ver el cine como «de autor», esta figura es más bien excepcional (o ideal). Hago la analogía con la arquitectura: un arquitecto, que no pocas veces se considera un artista, ve al cliente como un elemento más de la «sustancia» a la que le tiene que dar «forma». Es un factor ineludible con el que también debe jugar y negociar, sin que eso vaya en contra de su «artisticidad».
En el cine entonces sería igual: el público es un cliente con el que un jurado -que pone en juego tanto dinero y de nosotros, los contribuyentes- TIENE EL DEBER de negociar. El objetivo de una premiación no es la consagración de un artista en estado solipsista, sino el de una de obra de arte destinada al consumo público y de sus relaciones con ese público.
Espero no haber sido enredado, he escrito todo muy rapido.
Saludos
Luis. Mi planteamiento iba por el lado cuantitativo mucho más que por el cualitativo: producción, distribución, consumo.
Lo cuali, de acuerdo en varias de las cosas que dices, aunque no sé si allí tenga más impacto invertir la plata de Conacine en una escuela de cine, antes que dar la plata a estos proyectos de películas (y mirando hacia atrás los anteriores ganadores, yo diría que varios deberían ir a una escuela, urgente).
Post bien enfocado.
saludos
Ojo, que este porno nuestro tiene también varios subgéneros (un clásico que ayudó mucho a su «desarrollo» fueron -son- las cámaras escondidas en los telos)y, en general, hay temáticas y formatos dirigidos a mercados, que trascienden el audiovisual convencional: Ahí está la producción de documentales políticos-históricos, buena parte de ellos son un montaje a veces imaginativo y a veces bizarro de diversos archivos audiovisuales saqueados sin compasión, remasterizados a la peruana y con bastante sello personal (que generalmente desbarra hacia lo declamatorio). Pásense por Quilca y cómprense la biografía de Antauro, un especial sobre Mariátegui y el socialismo o la «verdadera historia» de la Guerra del Pacífico. Todo made in Peru.
[…] Los otros cines, en El blog del Morsa […]
Roberto, segun el criterio de Conacine de premiar proyectos de peliculas que, entre otras cosas, tienen mayores chances de ser finalmente filmadas, mas que una escuela de cine seria necesario una escuela de productores cinematograficos! =D
sobre lo otro que mencionas, «La portabilidad de la información y los micro-dispositivos con alta capacidad»… el premio de Conacine es para proyectos que se presentarán finalmente en celuloide. El digital sigue dejandose en un segundo plano.
Hay un punto que se concilia con los temas que toca Jaris.
celulares y Porno:
En Ecuador se descubrió pequeños negocios de filmación de pornos por parte de adolescentes cuyos videos ellas venden circulando muy bien en pequeñas ciudades. Esta práctica es bien bien generalizada.
Tanto este como el anterior post me parecen muy interesantes, más interesantes que los artículos que los motivan. Sirven para ordenar ideas para también para debatir con uno mismo. ¡Buen trabajo!
Eso último que has dicho -el desarrollo de un enciclopedismo usando la tecnología por una demanda que no es satisfecha por los conductos formales- me parece mucho más interesante que el «porno» local. Pero ojo: lo de las cámaras escondidas en telos no nació por amor al porno ni al voyeurismo. Nació como arma de extorsion de los amantes al paso. Celebrar cholotube como una muestra de lo «open-minded» que son los peruanos sería un error: mas bien es una muestra de lo pacatos que somos y de la fuerte necesidad de apuntar con el dedo y castigar socialmente el sexo. Es la letra escarlata en version internet.
[…] últimos años debido al desarrollo de las nuevas tecnologías. (CONACINE, para seguir el ejemplo, no financia proyectos de cine cuyo fin será la distribución digital). Con respecto a la industria fonográfica, creo que hay todavía demasiado mito alrededor del […]
Lo malo de los celulares o cámaras ocultas es que para cierto público (como yo) resultan poco atractivas x la calidad de imagen. A no ser que haya algún motor sensitivo que reaccione libidinosamente a esa imagen «pixelada» u oscura que simboliza la «clandestinidad» voyeurista. Reacciones serán diversas.
Me pregunto qué tan difícil será conseguir actrices para este cine en el Perú, digamo sque para un género GONZO pero bien realizado con cámaras profesionales y toda una producción.